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Frustrarse para crecer

La manera de educar ha cambiado a través del tiempo. En el pasado había una tendencia a dejar que los niños aprendieran por sí solos, pues desde la perspectiva de los padres eso los prepararía para enfrentar el mundo, aunque eso significara que pusieran en riesgo su integridad  física o emocional. El día de hoy es todo lo contrario: al ser una generación que sufrió o presenció abusos sin la supervisión adulta adecuada, hemos dedicado todos nuestros recursos a que nuestros hijos se desarrollen en un ambiente libre de hostilidad.

Detener los abusos, las injusticias y las exigencias inadecuadas es trabajo tanto de los padres como de todos los que nos dedicamos a la educación. Sin embargo, vale la pena profundizar en el tema y cuestionarnos si todo aquello que queremos evitar que vivan nuestros niños va a tener consecuencias positivas. No está en tela de juicio que debemos protegerlos, pero privarlos de toda experiencia negativa no jugará siempre a favor de ellos.

Es importante, en primer lugar, dejar que poco a poco vayan tomando responsabilidades acordes a su edad. Será más fácil para ellos ir aprendiendo poco a poco a hacerse cargo de sus asuntos que de golpe; hay niños que cuando se van a secundaria no entienden todas las obligaciones que tienen porque siempre hubo alguien que les ayudó a resolver.        

En este sentido, la tecnología está en nuestra contra. A pesar de que es muy práctico enterarnos o resolver situaciones por medio de “WhatsApp” a veces resulta contraproducente sin darnos cuenta.  Cuando a nuestro hijo se le olvida la agenda o no anotó la tarea inmediatamente recurrimos al mensaje para saber qué era lo que tenía qué hacer; no está mal si esto ocurre una vez u ocasionalmente pero ¿qué pasa cuando se vuelve algo que ocurre todos los días? El objetivo de llevarse tarea a casa es que se refuerce lo visto en clase y el aprendizaje dentro del salón sea significativo pero también que los niños se hagan responsables del trabajo a realizar en casa. Si lo resolvemos mediante un mensaje ¿qué significado tiene la responsabilidad para el niño? Con esa acción tan simple para nosotros, ellos van moldeando sus comportamientos.

Seguramente la primera vez que nos neguemos a mandar un mensaje para investigar la tarea se van a enojar, pero no se les volverá a  olvidar la tarea. Es obligación nuestra enseñarles a ser ordenados, a organizarse y a que entiendan la importancia de ser cumplidos; no es nuestro deber cubrir sus faltas para que cumplan con un ejercicio de matemáticas. A largo plazo lo que buscamos es formarlos adecuadamente.

Antes la tendencia era dejar que los niños resolvieran sus problemas y ser muy exigente con las reglas; ahora no les permitimos solucionar nada y los límites al interior de la familia se han vuelto más laxos. Estamos de acuerdo que debe haber  canales de comunicación abiertos así como el predominio de la sensación de confianza y seguridad, pero también debemos ser firmes con lo que permitimos y con lo que prohibimos. Ya hemos dicho que una buena estructura en la rutina ayuda a los niños a sentirse protegidos y seguros.

Dentro de esos límites y estructura está la tolerancia a la frustración; es crucial que los pequeños entiendan que no siempre van a tener lo que quieren y que no se puede ganar todo el tiempo. Hacer el ejercicio de jugar juegos de mesa con ellos y dejarlos ganar unas veces y perder otras  resulta muy productivo. Esa es la forma en la que ellos procesan cómo funciona el mundo. Es muy probable que les cueste trabajo entenderlo, pero no siempre el que se enojen o hagan berrinche es algo negativo; detrás de cada límite bien planteado hay una razón de ser y poco a poco los niños entienden esto y ayuda a su formación.

El conflicto es angustiante; nos enoja, nos pone tristes y en ocasiones nos hace sentir vulnerables. Lo último que queremos es que nuestros niños tengan que experimentar esas sensaciones pero es vital tener presente que de una manera u otra van a tener desencuentros y disputas y lo que debemos hacer como padres es prepararlos para eso. En la medida en la que entendamos lo necesario que es que aprendan a negociar y resolver, sin permitir abusos, ellos desarrollarán las herramientas necesarias para enfrentarse al mundo cuando ya no estemos ahí para defenderlos.