La manera de educar ha cambiado a través del tiempo. En el pasado había una tendencia a dejar que los niños aprendieran por sí solos, pues desde la perspectiva de los padres eso los prepararía para enfrentar el mundo, aunque eso significara que pusieran en riesgo su integridad física o emocional. El día de hoy es todo lo contrario: al ser una generación que sufrió o presenció abusos sin la supervisión adulta adecuada, hemos dedicado todos nuestros recursos a que nuestros hijos se desarrollen en un ambiente libre de hostilidad.
Para los niños, como para el resto de las personas, leer es importante en dos sentidos: por un lado se desarrolla habilidades tales como la adquisición de un vocabulario más amplio, el razonamiento, la memoria, la atención, la decodificación, etc. Leer ayuda a los niños a mejorar la capacidad que tienen para estructurar una historia: empiezan a pensar en términos de un principio, un nudo y un desenlace. Digamos que en cierto sentido, comienza a poner orden a nuestras ideas.
Una de las mayores preocupaciones que tenemos como papás es preguntarnos si estamos formando a nuestros hijos para que sean autosuficientes, seguros y felices.